febrero 20, 2010

el otoño del amor.

caminar solo bajo arboles que enviudando hojas tapizan mis pasos de quebradizas desilusiones; ese beso tuyo y esa caricia fria que me entrega el viento; se congela tu amor en mi mejilla, para siempre.
el agua dibujando caminos erraticos, se encuentra y se ama en apasionados ríos, efímeros, sin más, se separa, y busca otro camino, después, espera impaciente renacer en el aire y, en un llanto, se vuelve a enamorar sin respetar experiencias pasadas.
Cuanto más sabe la lluvia del amor.
Y el fuego de mis retinas, arde. No puedo evitar reflejar mis recuerdos en esas llamas, acaso quien puede? La pasión que todo lo consume, no se conforma, inevitablemente, se apaga. Deja su herida de cenizas solo para recordarme aquello que fué alguna vez.
Cuanto más se parece el fuego al amor.
Errático, como el agua, recordando cenizas, voy crujiendo viejos sueños pasados bajo mis pies, aquello que nos prometimos, inevitablemente no se cumplió.
Como pagar la eternidad con lo efímero?
Mi memoria enamorada está feliz.
Y al final, empapado, con un cielo en compossé con las copas de los arboles que porfían un desamor inevitable, me siento a recordar tu belleza en el fuego, escucho tu dulce voz en las gotas y mientras el viento abraza viejas promesas, yo, me pregunto, hay algo mejor que el otoño para el amor?