diciembre 12, 2006

contradicciones de un videoclub vs el poder de tu mente

Que el ser humano es un invento increíble no es cosa nueva, pero sin en cambio yo pienso de que para mi, es cosa e ` mandinga.
Hace unos meses experimenté un descubrimiento asombroso, no fue un descubrimiento en nombre de la ciencia, les voy a decir si me permiten, fue; mas bien, una iluminación del tipo personal (desacreditando instantáneamente lo revelado); sin más vueltas, mi descubrimiento fue que "la soledad alcanza su máximo en el opuesto de la situación que la genera" y lo curioso es la reflexión obtenida de tamaño descubrimiento, la necesidad de evitar la angustiosa sensación de soledad nos empuja a hacer papelones inolvidables.

Sitúese usted en un entorno desconocido pero reducido, por ejemplo, el videoclub, siéntase sumergido en sus más íntimos recuerdos intentando recordar las cientos de miles de películas que le han recomendado que vea, no consiguiendo más que situar la imagen perfecta de lo que esta viendo en su cabeza bloqueando rápidamente cualquier atisbo de memoria que haya conseguido. Bueno, lógicamente, cualquier otra persona que se encuentre en el establecimiento estará en la misma posición mental que usted; salvo que usted sea tan despierto como para tener en cuenta que existe gente que trabaja en ese tipo de comercio, podemos concluir entonces que no se encuentra usted solo.
Resulta entonces usted sumergido en lo mas profundo de su sub-conciente intentando recordar cuando; oh! Sorpresa, hay alguien al lado suyo, la diferencia espacial entre ustedes es de menos de medio metro, que situación embarazosa, una persona tan cerca suyo y sin siquiera saber de donde viene.

Analicemos en cuantas situaciones puede uno estar a menos de medio metro de otra persona; será en el acto amatorio acaso, o tal vez en una incomunicación que ha de terminar a las trompadas, cualquiera sea la situación, mi enfoque es que, si la diferencia entre dos individuos es de menos de medio metro, habrá consecuencias. No importa cuales, ya sea risa, llanto, dolor, alegría o tristeza, lo cierto que es al menos una de las dos personas va a experimentar una sensación. En nuestro caso el ejemplo es claro, la soledad se revela cuando nos damos cuenta que no tenemos contacto alguno con la persona que esta demencialmente cerca de nosotros y su valor aumenta a medida que la distancia entre los individuos se estrecha. El ser humano es un animal de costumbre, su hábito obliga la comunicación con aquellos a su alrededor, la imposibilidad de comunicarse con el desconocido en su misma situación por no tener la confianza necesaria puede sugerirnos que nos encontramos en soledad, pero, las evidencias físicas contrarían nuestras sugerencias mentales.
Ya bien es sabido que cuando nuestra mente está en la mesa del directorio no importan las evidencias físicas y la decisión final será tomada por el cerebro. Hoy, una sensación de soledad profunda, la intensidad del valor se ve potenciada cuando se crea esa divergencia tan evidente entre la sensación generada y la situación que la genera. Así, la sensación de soledad es tan grande que la reacción más rápida que se nos ocurre es intentar comunicarnos con la persona más cercana, abordándola con un tema tan insípido y abochornante que no viene al caso retratar ahora ya que, es un ejemplo tendencioso y podría influenciar experimentos venideros.