octubre 28, 2006

reflexoes de chuveiro

En tanto y en cuanto no me determine a decidir que puesto de la cancha quiero ocupar (volante o delantero), voy a seguir sintiendome extraño durante el partido con todo lo que eso significa
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Soy racista para el escabio
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mejor me apuro

octubre 04, 2006

El diario de midget John (vol.1)

Miércoles 4 de Octubre.
Hoy cumplen: Seba (30).
Composición. Tema: Mi Casa.

Mi casa esta ubicada en un barrio que tiene un funcionamiento social interesante, un altísimo porcentaje de viejas chismosas y charlatanas. El resto de la torta se reparte en gente de todos los géneros.
Antes que nada debo decir que es adoptada (pero la queremos mucho), no porque haga falta decirlo, si no mas bien porque, en este caso justamente, vale la pena aclararlo.
Esta en un edificio que es bien de los años 70 y 7 pisos, con la particularidad que, salvo en infinitesimales casos, los habitantes del 4 piso para abajo son gente alegre y la de los últimos 3 pisos son gente amargada. Pero bueno, la composición es sobre mi casa y no del edificio de mi casa, si así fuere que se siente a escribir la Sra. Inés Casa.
Con tan solo abrir la puerta de mi casa cualquier forastero tendrá un corto pero muy completo pantallazo de lo que ocurre en mi vida, juguetes tirados, pantuflas, muñecos, un control remoto, un cable de playstation cruzando toda la habitación, un futon (con una botella y un vaso o un termo y un mate sobre el apoyabrazos), una o dos sillas contra el futon y una mesa con una computadora y 4 o 5 sillas a su alrededor. Dicho de esta forma suena como un autentico desorden, bueno, si así es, pero en su defensa debo decir que es un desorden mágico, tiene la virtud de expresar distintas sensaciones a distintas personas. Acá empieza la imaginación y termina la descripción.
La cocina, mi lugar favorito debo decir, vista desde arriba, es una letra pe mayúscula digital. Una ventana que linda con el pulmón del edicio permite a cualquier desatento oyente vaticinar cuantas personas se han sentado a la mesa 2 pisos mas abajo por el tintinear de los cubiertos en la pileta, espero haya entendido la metáfora.
Tiene la alacena enfrentada a un lavarropa que funciona 20 horas diarias todos los días del año (y no, no vivo con Bernardo Neustad que duerme 4 horas por día). Arriba del inagotable esta el calefón, a quien me he dado el lujo de nombrarlo “el león Santillán”, es uno de los aparatos mas caprichosos que he visto en mi vida, rugir, ruge; cada vez que existe una demanda instantáneamente cada una de sus diminutas bocas empiezan a vomitar su ira acumulada por años de confinamiento en el olvido en forma de fuego y permiten que la canilla, de una pileta con constantes conflictos de evacuación, te escupa un agua tan caliente como para pelar chanchos; el problema es que el tiempo en el que el agua sale en esa temperatura depende pura y exclusivamente del señor Santillán, y si me perdona el atrevimiento, el señor Santillán tiene tanto de generoso como la bonaerense de rectitud. Luego de releer este ultimo párrafo me doy cuenta que si hace falta enunciar que la temperatura del agua puede variar sin motivo alguno y aparente, y suelen ser diferencias insoportables en cualquier estación del año.
Al lado del lavarropas esta la heladera, de la cual solo tengo tengo alegrías para recordar. Repaso mi mente buscándole algún defecto y no consigo hacerlo, es linda, tiene cositas de colores pegadas y tengo un gran proyecto para ella que me hace muchísima ilusión. Sufriría mucho si algo le pasara. A 50 cm. de mi razón de ser esta el horno-cocina, amigo miles de cosas tengo para reprocharle, pero cada vez que yo le tiro un cachetazo me devuelve una caricia mucho mas fuerte y siempre soy yo el que termina knock-out, podría hacer mención de su defectuosa calidad que no permite usar hornallas y horno al mismo tiempo porque el ultimo calienta las cañerías y hace que las primeras silben en vez de chiflar transformando el placentero arte culinario en una insoportable demora gástrica, podría informar acerca del tiempo que se toma el horno para trasformar una pasta harinosa en una pizza; pero, terminé dándome cuenta que en realidad ella estaba ofreciéndonos un valioso tiempo para compartir con las amistades, si hasta hemos 'inventado' un trago en esas horas de espera.
La cocina, como sociedad en si, con su forma de pe mayúscula digital conoció (y mucho mas importante, entendió) el alma de mi casa y la del mismo morador incluso mucho antes que otras gentes.
Del baño puedo decir que hace fama y grita la edad del departamento. No solo en su forma y disposición si no también en la combinación de colores y en la importancia que le dio el constructor a la hora de pensar en el (ninguna).
Los siameses fueron separados en el momento de la adopción y con el correr del tiempo uno se transformo en cisne y el otro quedo patito feo. Uno ha alcanzado su objetivo en la vida y ahora sirve como baulera para los sueños de los tres chanchitos que dormimos ahí dentro. El otro, sin tanta suerte, luego de fracasar en la intención de ser la habitación de un niño (no por falta de meritos si no mas bien por cuestiones políticas) y habiéndose llenado el cupo para aposentos no le quedo otra que transformarse en un deposito de chismes de poco uso frecuente y aceptar su destino cruel.
Así es mi casa, tiene tantos defectos que aburre, pero por cada uno de ellos se encarga siempre de acercarte la posibilidad de una aventura única.