septiembre 26, 2006

Historias Mundanas. Hoy: "La ultima vuelta" 1ra parte

Sonó el teléfono una vez más y su cabeza no tuvo fuerzas ni siquiera para pensar en una puteada.
Otra vez lo mismo, una repetición constante de sucesos.
Saltó de la cama, su pequeña reflexión había ocupado más tiempo del que tenía.
Hoy está todo más gris, se dijo y salió sin terminar de vestirse. Subió al auto y justo cuando iba a encender la radio para escuchar lo mismo de todos los días sintió otra vez esa extraña sensación, la cuarta de esta semana.

Premoniciones
- Beto, mandame el informe de Velasco por favor.
- me falta terminarlo señor Ferreira.
- ¿Te falta mucho?
- No señor, falta monitorear los movimientos de cuenta. Estoy esperando el informe del banco hace 4 días pero no lo mandan.
- El informe lo tengo yo. Se deben haber equivocado de número.
- Bueno, si me da el informe y en 2 horas se lo termino señor
- Mandamelo, yo lo termino, no te preocupes.
- Muy bien señor, ya se lo mando.
Mientras pensaba porque el viejo prefería hacer el trabajo pesado en vez de dejárselo a alguno de sus esclavos fue cuando lo sintió por primera vez, algo parecido a un escalofrío le había recorrido toda la espina dorsal para terminar en un hormigueo en la nuca.

Voy a tener que ir al médico, seguro es un problema de cervical. Tal vez sea estrés, el viejo este me tiene podrido.
El día pasó sin mayores sobresaltos hasta la hora de salida.
- vamos a tomar algo Beto, ¿venís?
- No, hoy no me siento bien. Mejor me voy a casa
- Dale Beto, vení, charlamos un rato nos tomamos un vino y te reís un rato. Te va a hacer bien.
No le gustaban esos lugares repletos de gente que aparentaban tener un nivel mas alto que el. Se sentía disminuido frente a aquellas personas, tal vez el hecho de no tener una membresía catalizaba esa sensación. O quizás simplemente no era un lugar para el, no le interesaba charlar de la evolución económica de la zona ni del crecimiento constante de las tasas. Pero de todas formas siempre encontraba alguna extraña excusa para asistir y pasar un rato intentando entender esa porción de la sociedad que, en definitiva, eran los que tenían el poder.
- ¿Como te tiene el viejo eh?
- Te viene siguiendo de cerca. ¿Que pasó con lo de Velasco?
- No sé. Lo terminó él al final.
- ¿Se lo entregaste sin terminar?
- Y si, no me dio tiempo a que termine de evaluar los movimientos.
- Que cagada Beto, eso no suma.
- ¿Te parece? Todavía tenia tiempo, en realidad iba adelantado. Me pareció que estaba apurado, apenas entró el caso me dijo que quería seguirlo de cerca y que me lo daba a mi porque quería darme mas trascendencia en la empresa.
- ¡Buenísimo Beto! ¡Felicitaciones!
- ¿Felicitaciones? ¿Por qué? Si al final lo terminó el. Hay algo raro, cuando pedí el informe crediticio el tipo tenia como 4 palos verdes adentro y estaba esperando que se acrediten 10 palos más.
- ¿10 palos verdes?
- Si, increíble. Hay gente que tiene mucha guita, más que guita, poder. Algo huele mal. El informe de movimiento bancario lo estuve esperando 4 días y en vez de mandármelo a mi se lo mandaron al viejo.
- ¿Al viejo? ¿De donde sacaron el número?
- No se, ni siquiera pude verlo, el viejo vino con el informe en la mano ya, ahí fue cuando me dijo que lo terminaba el.
- ¿Tomamos otro?
- Yo me voy, me duele la cabeza.
- Dale Beto, una copa más. Una sola.
- No, mejor no, me voy a dar una buena ducha y a dormir porque no puedo más. Hasta mañana chicos.
- Chau Beto, cuidate.

Tengo que ir al medico, ya no aguanto mas, pensó.
La noche estaba hermosa, las mesas en la vereda llenaban las angostas calles de murmullos que se mezclaban con las sonoras bocanadas del transporte público.
Estaba por entrar al auto cuando lo sintió de nuevo, solo que esta vez el estremecimiento duró mucho más de lo habitual y cuando llego a la cabeza fue mucho más fuerte. Todo se volvió borroso, le flaquearon las piernas, las cosquillas bruscamente se transformaron en una puntada, puntual, de presión constante y en la parte media del reverso de la cabeza.
Mierda, dijo en voz alta. Mientras una de sus piernas cedía ante el dolor.
- ¿todo bien maestro?¿estas bien?
Levitó por unos segundos, elevándose unos metros del suelo; desde ahí arriba pudo ver como su cuerpo era incorporado por el encargado del estacionamiento.
- ¿te sentís bien? ¿Qué tomaste?
- No, nada, no tome nada. Se me aflojaron las piernas nada más.
- Pensé que te quedabas acá viejo, me asustaste.
- Perdón, dormí muy mal anoche. Ya esta, ya estoy bien, gracias.
- ¿seguro? ¿No querés que llame a un medico?
- No viejo gracias, estoy bien, en serio.
¿Que había pasado? había tenido plena conciencia de lo que había ocurrido, era como desmayarse pero se había separado de su cuerpo y había visto todo nítidamente.
Mañana voy al medico sin duda. Algo no estaba bien, se sentía confundido, la cabeza le daba vueltas todavía.
Encendió la ducha e hizo lo más rápido posible. Todavía tenia dando vueltas en la cabeza lo ocurrido, recapitulaba una y otra vez y no conseguía entender.
Mejor me duermo. Mañana me levanto y voy al medico.
Se acostó, cerro los ojos e intento no volver a pensar en el tema. Era inevitable, nunca le había pasado nada así. Intentando olvidar lo ocurrido pensó en Velasco, algo extraño ocurría, como podía ser que se hayan equivocado de número y le hayan mandado el informe al viejo, si no aparecía ni en la guía. Alguien había pasado el dato al banco para hacerlo quedar mal, le estaban serruchando el piso.
Me quieren abrochar, pensó.
- Asesora Carrasco buenos días.
- Buen día Vivi, soy Beto.
- Buen día Beto ¿como te sentís?
- Mal Vivi, avisale al viejo que voy a llegar tarde porque me voy al medico. Anoche me desmaye en el estacionamiento.
- Por Dios Beto, dejate de joder y andá al medico de una vez. Yo le aviso no te preocupes.
- Gracias Vivi. Nos vemos después.

- pase señor Abate, el doctor lo va a ver ahora.